Que el 2018 promocione la participación y limpie de polvo y paja

Ezequiel Castellano – Coordinador del CELS – Ahora que el nuevo año se acaba de estrenar, conviene hacer votos para que los próximos 365 días, sean capaces de continuar promoviendo la participación ciudadana en nuestros pueblos y aldeas hasta tal punto, que a partir de este año, nada se pueda decidir en las administraciones públicas de esta comarca, sin contar con la ciudadanía.

Seguramente sueño rollos, dada la situación política por la que se pasa en estas semanas. en que a M.Rajoy le ha salido el tiro por la culata del 155. Para que la participación ciudadana tome cuerpo, en los diecinueve pueblos de la Serranía, se debería vivir una revolución social de tal calibre, que todos ellos, dispusieran de una Carta de Participación que regulara las relaciones más allá de la representatividad.

Pero además, los plenos municipales, tendrían que recuperar delegaciones que dejaron en manos de las comisiones de gobierno, con el fin de hacerlos más políticos y menos técnicos. Igual a los secretarios del cuerpo nacional, no les acabará de hacer gracia, porque estas relaciones tan abiertas, les deja fuera del marco legal establecido e impuesto por el régimen del 78 y sin armas “leguleyas” para aplicar.

Curiosamente, las personas adscritas a las asociaciones, grupos y entidades de la Serranía, entienden a la perfección lo que significa la participación ciudadana, pero resulta curioso que, si estas personas ocupan cargos de representación, pierden el norte de la participación y se suelen refugiar en la calidez que les proporciona la silla de concejala o concejal.

Este deseo expresado para el 2018, tiene fundamento en la necesidad de reconocer públicamente, que la Democracia se fundamenta en los principios básicos de la libertad, la igualad, la calidad de vida, el compromiso social y la solidaridad entre las personas. No hay otra posibilidad para romper la apatía generalizada, que la necesidad de potenciar la participación.

De esta manera, mientras se camina hacia ese punto, el 2018 ha de servir para restaurar y ordenar los canales necesarios para encontrar un lugar de confluencia entre las instituciones públicas y privadas de la Serranía. Esta comarca tiene vida y también tiene una vocación inexorable de supervivencia, demostrada incluso en las peores condiciones y a pesar de las dos mancomunidades que la dividen.

Resulta imprescindible llegar a la primavera de la participación, con objeto de conseguir limpiar de polvo y paja nuestros pueblos. No sólo en sentido real relacionado con la minería a cielo abierto, sino también, obtener los mejores representantes, para conseguir los más altos logros en relación a la cultura, la sanidad, la educación, el transporte, el ocio y tiempo libre, las políticas juveniles, el bienestar social, los mayores…  Que el 2018 ayude a promocionar la participación y a limpiar nuestros pueblos de polvo y paja.